Han pasado cincuenta días desde que la
pequeña Asunta fuese encontrada muerta por unos paisanos que volvían
de copas y algo más, han sido cincuenta días de tensión, carreras,
rumores, mentiras, errores...
Cincuenta demenciales días en los que
para algunos, todo ha valido con tal de llenar páginas de periódico,
o minutos de emisión. En los periódicos nunca hay papel para las
buenas historias y en las televisiones no suele haber tiempo.
Pero siempre surgen páginas y se
alarga el tiempo del programa para las historias que venden y la de
Asunta es una historia que vende y vende mucho.
La impronta, la urgencia, el atropello
de querer llegar el primero a contar la nimiedad más peregrina pero
que guarde alguna relación con la niña, sus padres, o un señor
moreno que pasaba por allí ha provocado en no pocas ocasiones
disgustos a unos y a otros.
El mentir, el desmentir... Todo por
llegar antes que el competidor al testimonio, la pista, e incluso el
dato falso.
Minutos y páginas de televisión dando
vueltas a la firma de la madre. Expertos en “experticidades”
volcaban sus conocimientos sobre aquella rúbrica que pareciera
ejecutada por el mismo Satán encarnado en una gallega menuda y
encarcelada.
Entrevistas al abogado, los testigos y
algún que otro convecino. “Seguid buscando más cosas. La
tintorería, la óptica... ¿compraban en algún chino?” Los crímenes
mediáticos son una especie de monstruo insaciable que todo lo
devora.
Ésta mañana los matinales guerreaban
por las mejores imágenes de los coches de los padres.
“¿Cómo es posible que estén en la
calle, al alcance de cualquiera que pueda ver ¡incluso tocar! Los
coches?”, se preguntaban algunos en ambas cadenas.
La respuesta es más sencilla de lo que
desearían los ejecutivos de las cadenas y los directores de los
programas. Los coches están ahí (vigilados por cierto por las
incontables cámaras de seguridad de la comandancia de Lonzas y de la
comisaría del CNP que hay justo en frente) porque sus dueños no los
han retirado. Toda vez que los investigadores han registrado,
revisado y analizado aquellas partes del vehículo que podían
aportar algún dato científico a la causa los coches deben ser
devueltos a sus propietarios.
Se libró oficio a las partes para que
los retirasen y éstas no han dado instrucciones a nadie para que
los retire. Ahora es más que posible
que, tras la aparición en televisión, se trasladen los vehículos
al depósito municipal y les toque pagar los 60 euros/día que cuesta
la cosa.
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