COMPARECENCIA SIN CONFESIONES


La del 28 de noviembre fue sin duda una larga tarde llena de expectación y de nervios. Los padres de Asunta visitaban de nuevo el Juzgado de Instrucción nº 2 de Santiago de Compostela. Muchos esperaban la confesión de uno de los padres de la niña, o de ambos, o que los dos declarasen y poder encontrar así, detrás de sus palabras, esos detalles que después de dos largos meses todavía no se conocen.

Lamentablemente la tarde transcurrió de un modo bien distinto. Eran las 16:20 horas cuando comenzaron las distintas alegaciones, recursos y solicitud de nuevas diligencias por parte de las defensas prolongándose hasta las 18:00 horas, momento en el que después de que Alfonso Basterra se acogiese a su derecho a no declarar, comenzó a hacerlo Rosario Porto. 
El fiscal le hizo multitud de preguntas, pero una de ellas y su ausencia de respuesta clara es la que más ha alarmado a los investigadores desde el primer momento ¿Dónde dejó a su hija por última vez? Rosario indica una nueva dirección y se le dice que eso es imposible, en tanto en cuanto no consta en las grabaciones que su vehículo accediera a la misma; hace un segundo intento con otro emplazamiento cercano y se le ofrece la posibilidad de que a través de su defensa solicite las imágenes para que pueda comprobar que su coche no aparece en recorrido distinto del que se ha descrito en el sumario. Ella afirma ser incapaz de recordar dónde dejó a la pequeña y proclama su deseo de intentar ayudar, pero que no tiene forma de recuperar esos detalles.

A Rosario le hablan de su vida familiar. Alfonso, la niña, ella.. Podría estar viva ahora... En ese momento Rosario rompe a llorar y se tensan los músculos de todos los presentes, alguno de ellos esperaba incluso que ese fuera el inicio de una confesión que no llegó. Rosario alude a que no puede pensar en que su exmarido tenga nada que ver porque el sentimiento de culpabilidad no la dejaría vivir.

Alfonso ha preferido acogerse a su derecho a no declarar, es posible que para evitar incurrir en imprecisiones a la hora de responder a preguntas que no se refieran al día de la muerte de su hija.
Ese día es una perfecta cuadricula en la que todo está en su sitio. Por la mañana las clases de Francés y Chino de Asunta, sobre la una él regresó de hacer la compra, preparó la comida y almorzaron los tres juntos tras la llegada de Charo, después jugaron a las cartas hasta pasadas las cinco, cuando ellas se van, afirma que pasó el resto de la tarde encerrado en el piso leyendo hasta que recibió la llamada de su ex. Nos quedamos sin saber dónde está su principal herramienta de trabajo, ese ordenador portátil que ya no estaba en el austero piso para estudiantes que ocupaba Alfonso el domingo, cuando uno de los agentes le acompañaba a su interior y observaba sorprendido el orden y la limpieza reinantes. Tanta que el funcionario le preguntó si no preparó cena la noche anterior...
Su respuesta no convenció, como tal vez no lo hubiesen hecho las que podría haber dado ayer y prefirió callar.
  

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