EQUIPO CENTRAL DE INSPECCIÓN OCULAR



La Guardia Civil comenzó a trabajar en el caso Asunta desde la madrugada del 22 de septiembre de 2013, momento en el que apareció el cadáver de la pequeña en su demarcación. Pero fue minutos después, y a la vista de la cuerda encontrada en un dormitorio de la finca de Teo, que parecía ser la misma hallada junto a la niña, lo que hizo que la investigación tomase un nuevo rumbo.

Aquel cordel y el comportamiento de Rosario y Alfonso ante el mismo desplazó el foco de la sospecha hacia ambos progenitores. Sus declaraciones salpicadas de mentiras, imprecisiones y contradicciones a cuestiones que debían conocer, y que resultaban determinantes para desentrañar los misterios de la desaparición y muerte de su hija, provocaron que el juez Vázquez Taín les enviase a prisión. Lo hizo una vez que las piezas que iban encajando los investigadores daban forma a un relato más cercano a la realidad plausible de los hechos.

El día 23 ya se solicitaba desde la Unidad Orgánica de Policía Judicial de A Coruña la intervención del ECIO (Equipo Central de Inspección Ocular) que en la mañana del día 24 ya se encerraban por primera vez en el garaje de la comandancia coruñesa con el vehículo de Rosario Porto, empleando media jornada a escudriñar cada centímetro cuadrado del Mercedes verde. El equipo participó también en el registro de la finca familiar del día 25 y en los de los pisos de Rosario y Alfonso el día 26. Es precisamente ese 26 de septiembre cuando los agentes destinados al examen del coche se emplearon realmente a fondo dedicando trece horas y media a una minuciosa recogida de evidencias y muestras.

Desde el primer momento llama la atención de los investigadores la falta de alfombrillas en la parte trasera del vehículo, que es precisamente el lugar en donde se apreciaban restos biológicos que tras el análisis pudieron determinar que pertenecían a la niña. Destacable fue también el hallazgo de una botella de agua de la que bebieron tanto Alfonso como Rosario y de dos bolsas de mascarilla 3M como la encontrada en la misma papelera que la cuerda. La imposibilidad de datar los restos biológicos minimiza el valor de la prueba recogida en el último lugar donde se vio con vida a la niña. 


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